Durante varias semanas del mes de febrero-2014 el país de Venezuela ha vivido en la anarquía, en el casos, debido a la ineptitud y sectarismo de sus gobernantes; han tenidolugar protestas contra el gobierno, que han dejado más de una docena de muertos, más de cien heridos y centenares de detenidos. El país está fraccionado en dos mitades, sufriendo las consecuencias todos los ciudadanos, pero sobre todo los más pobres.
Venezuela es uno de los países más ricos del mundo en producción de petróleo; en los últimos quince años el barril de petróleo ha estado por encima de los 100 $ por barril; esto ha supuesto un millón de millones de petrodólares que han entrado en Venezuela durante estos años. La gran paradoja de la situación es que teniendo tanto dinero siga habiendo tanta pobreza y haya tanta carestía de vida. Eso se llama ineptitud en el gobierno, políticas equivocadas, corrupción y mal uso del dinero… entre otras cosas.
Pero es curioso constatar que, a pesar de la escasez de alimentos de la canasta básica en todo el país, de la inseguridad, – el año 2013 se cobró la vida de más de 24 mil ciudadanos — de la inflación galopante etc. las clases populares no se hayan sumado de forma masiva a las protestas contra el régimen de Maduro, incapaz y dictatorial. ¿No son las clases más necesitadas las perjudicadas? Todo tiene una explicación. Muchos de ellos se sienten amparados y subsidiados por las famosas “misiones” – programas asistenciales impuestos por Chaves en 2003 que en el momento actual llegan a 37 programas diferentes de este tipo – muchas de ellas realizadas por médicos y colaboradores cubanos, — en el 2013 había unos 13.000 – o subsidiando con el salario mínimo a quienes participaran en programas de alfabetización, o concluyeran sus estudios obligatorios de forma rápida, o ingresaran a la Universidad, masificándola y deteriorando su calidad – por supuesto –.
Si había alguna duda de que los programas sociales en Venezuela se realizan con fines partidistas aquí hay una prueba definitiva. A confesión de parte, no es necesaria la prueba, dicen los juristas. El gobierno chavista que se ha proclamado “el gobierno de los pobres”, ha utilizado las iniciativas de ayuda social con fines electorales. El régimen de Nicolás Maduro no tiene intención de combatir y erradicar la pobreza, sino de maquillarla con fines asistencialistas y partidistas para asegurar los votos en las elecciones. No es el interés del pueblo lo que se busca, sino el propio interés, para perpetuarse en el poder.
En este contexto he leído con estupor e indignación las declaraciones de Héctor Rodríguez, Ministro de Educación de Venezuela, quien afirmó – entre risas de los asistentes — en una reunión transmitida parcialmente por la TV estatal venezolana: “No es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlos a la clase media y que después se conviertan en opositores…”, (al régimen dictatorial de Nicolás Maduro, se sobreentiende) (El Comercio, 26/02/2014, p. A11).
Aún agregó más este Ministro de Educación (perdón, de Manipulación): “El impacto de lo que estamos esperando de ir progresivamente sacando a los sectores que están en condiciones más precarias de esa situación, debe estar acompañado de mucha organización política y debate”. Dicho más claro podemos inferir que las ayudas sociales – si es que se dan – son solo para aquellos que han sido previamente ideologizados en el sistema del partido del gobierno para que cuando salgan de la pobreza – si es que salen alguna vez – no voten en contra del partido. Al resto de ciudadanos, que no se dejan ideologizar, hay que dejarlos pobres e ignorantes, así, al no tener conciencia crítica – recordemos a Paulo Freire — no se opondrán al régimen. “Todas las democracias contemporáneas viven con el temor de las influencias de los ignorantes” (Jhon Kennet Galbraed) o a los no ideologizados, digo yo. “La violencia es el refugio de las mentes pequeñas (ignorantes)”, dice un proverbio chino.
Está claro que los programas sociales son utilizados con fines partidistas, chantajeando y coaccionando a quienes son beneficiarios y no votan por el chavismo. Solamente hay que dar asistencia social a los más pobres cuando estemos seguros de que van a votar a favor de nuestro partido en las elecciones.
Las famosas “misiones” no sirven para sacar al pobre de su pobreza. Mariano Alvarado, coordinador del Programa Provea, afirma: “Hasta el 2012 la pobreza disminuyó – pasó de 42,85% en 1999 a 21,2% en 2012 –. A partir de esa fecha la pobreza se ha estancado y eso se debe al agotamiento que muestran las misiones”.
Pero volvamos al tema que nos ocupa. Si estas declaraciones las hubiera hecho un mandatario más del régimen chavista me hubieran parecido escandalosas, pero, hasta cierto punto, lógicas. Pero las ha hecho el Ministro de Educación de un país que tiene muchos ciudadanos cultos y que tiene una educación bastante avanzada. Esto solo quiere decir que este ministro es un ignorante o un sectario. Yo creo, más bien, en la segunda posibilidad.
Hacer afirmaciones de ese calibre es desconocer lo que es y significa la educación para un pueblo. La educación no es un gasto para un país, es una inversión a corto y medio plazo.
Veámoslo con un poco de detalle. ¿Qué es la educación? La educación no es un adorno superfluo. No es algo que el Estado de derecho pueda ofrecer o no a los ciudadanos como si de una dádiva se tratara. La educación es uno de los servicios nucleares que justifican la existencia del Estado. Por lo tanto la educación no es un servicio más de entre los que presta el Estado; es un servicio nuclear del mismo, al igual que lo son la justicia, la protección de los individuos, la salud y seguridad pública, etc. La educación es un derecho fundamental de toda persona. Es la piedra angular de la sociedad; dar educación de calidad “no solo es un mero imperativo moral del Estado, es la elección más acertada”. (Educación ante todo, ONU, 2012) Los países que más progresan son los que mejor educación poseen, los que antes salen de las crisis, los que tienen mejores estándares de vida, los de mayor crecimiento social, como Taiwan, Corea del Sur, Finlandia, etc.
Una educación de calidad puede que no transforme la sociedad en un futuro inmediato, pero prepara las personas que transformarán la sociedad en el futuro. (Caso Nelson Mandela, caso Alexander Fleming,…) ¿Y si el descubrimiento de la cura del cáncer, del sida, etc. estuviera en la mente de un estudiante con escasos recursos…? La educación es un arma de construcción masiva. (Marjone Satrapi).
Ernesto Sábato (1999) en “Antes del fin” afirma: “La educación es lo menos material que existe, pero lo más decisivo en el porvenir de un pueblo”. La educación es el fundamento del desarrollo social y ético de una sociedad, que permite el crecimiento económico. El mejor capital de un país no son sus recursos mineros, agrícolas, industriales, etc. Las “neuronas”, el capital humano, el conocimiento es el mejor recurso de un país. Sin ciencia no hay futuro. ¿Y si la curación del cáncer estuviera atrapada en la mente de quien no puede pagar sus estudios? Esto que afirmo aquí se puede convertir en regla general para todo tiempo histórico y para todos los países.
Nos podemos preguntar: ¿Qué se pide a la educación? ¿Para qué sirve? ¿Es útil la educación? ¿Qué debe hacer la educación en la sociedad? Según Fernando Savater (2012) a la educación se le pide al menos tres cosas a distintos niveles:
- Nivel laboral: preparar al individuo para la vida. La educación tiene como finalidad formar para la vida; quiere desarrollar todas las potencialidades del sujeto para que viva una vida plena, realice un trabajo que le plenifique y satisfaga, se sienta útil en la sociedad; sea un solucionador de problemas en la sociedad y no un creador de los mismos.Que desarrolle un conjunto de capacidades y competencias, valores-actitudes que le permitan aprender conocimientos, manejar herramientas, etc. es decir ser útil a sí mismo y a la sociedad en que vive. Formar buenos trabajadores, buenos directivos, buenos investigadores, etc. Los pedagogos franceses de la Escuela Nueva lo expresaban sabiamente: “Éduquer pour la vie et par la vie”.
- Nivel cívico: formar ciudadanos. La democracia es una obra de arte social construida a través del tiempo por los humanos. Los nuevos humanos que se incorporan a la sociedad — niños y jóvenes — necesitan aprender a utilizar la democracia y a vivir en ella.La democracia no es una máquina que funciona sola; necesita ciudadanos que la entiendan y que la hagan funcionar; serán los políticos, las autoridades locales, regionales o nacionales del país en el futuro; pero políticos somos todos los humanos (zon politikon); la educación forma y prepara a los políticos y ciudadanos del país.Thomas Jefferson definió la democracia como “el gobierno de las masas, donde un 51% de la gente puede lanzar por la borda los derechos del otro 49%”… De esta manera la “democratización” se convierte en tiranía-dictadura. Ese no es el espíritu de la democracia, pues las minorías también cuentan… y tienen derechos que hay que respetar.La ciudadanía no nace de la etnia, del partido político, de la región en que uno nació, de las creencias, ni de las ideologías, etc., nace de la propia naturaleza del hombre que es un “zon politikon”. Todo esto para poder vivir en sociedad, con los demás; los griegos tenían una palabra para indicar a quien vivía fuera de la polis (idiotikés = el que vivía solo fuera de la sociedad, al margen de la sociedad) Esta palabra ya sabemos lo que significa entre nosotros…La ciudadanía es una creación social que tiene sus implicaciones pues, “si no hay comida cuando se tiene hambre; si no hay medicinas cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, etc. la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan un Parlamento”. (Nelson Mandela) Nunca mejor aplicada esta intuición tan acertada, como en el caso que nos ocupa de Venezuela.
- Cultivar humanidad: Marta C. Nussbaum, (2005) filósofa y profesora de Ética en la Escuela de Leyes de la Universidad de Chicago, ha publicado un libro titulado “El cultivo de la humanidad”. (2005). La autora afirma que uno de los fines de la educación de todos los niveles, sea básica o superior, en el siglo XXI, es el cultivo de la humanidad; y tiene mucha razón porque “la educación es una tarea humanizadora”. (González Lucini, F., 2001)Tres habilidades son básicas para este cultivo de la humanidad. La primera es la capacidad de hacer un examen crítico de uno mismo y de sus propias tradiciones, es decir, cuestionar toda forma de dogmatismo e imposición de las creencias y los conocimientos. En segundo lugar, es preciso que las personas nos sintamos miembros pertenecientes – ciudadanos — a una gran comunidad que abarca a todos los seres humanos, más allá de nuestras identificaciones regionales, étnicas, religiosas o de cualquier otro tipo. Somos ciudadanos de “la aldea global”. (Mac Luhan) La tercera es que el cultivo de la humanidad implica la capacidad de situarnos en el plano de otras personas, de comprender las emociones, sentimientos y aspiraciones de otros.Pues bien, estas tres habilidades para el cultivo de la humanidad, que ya pueden encontrarse bien descritas en las enseñanzas clásicas—especialmente en el pensamiento de Sócrates y Séneca—son vigentes en la actualidad. Cultivar la humanidad en educación implica educar para hacer posible que “las personas sean felices”. Educar para que las personas vivan felices y realizadas en un contexto social.
Hay una historia interesante de John Lennon quien escribe: “Cuando yo tenía cinco años mi madre me decía que la felicidad era la clave de la vida. Cuando fui a la escuela me preguntaron qué quería ser cuando fuera mayor. Yo respondía que ¡quería ser feliz…!. La maestra me dijo que yo no entendía la pregunta y yo le dije que ella no entendía la vida”.
Por no alejarnos mucho del continente americano cito solamente al pedagogo brasileño Paulo Freire a quien no se le puede acusar de estar del lado del capitalismo imperialista. ¿Qué dice este autor?
Paulo Freire (1921-1997) organizó, en 1961, el Movimiento de cultura Popular en Recife y trabajó en obras asistenciales educativas. Es ahí donde puede contrastar cómo se realizan las campañas de alfabetización, con qué intenciones y cuál es el nivel de concienciación de los grupos sociales alfabetizados.
Freire señala la «deshumanización» como consecuencia de la opresión y de la ignorancia. Ambas afectan no solamente a los oprimidos sino también a aquellos que oprimen. La violencia ejercida por los opresores, tarde o temprano, genera reacción por parte de los oprimidos, y estos, generalmente anhelan convertirse en opresores de sus ex-opresores. Sin embargo, los oprimidos tienen para sí el desafío de transformarse en los restauradores de la libertad de ambos. Esa es la tarea liberadora de la educación: liberar al opresor de su ignorancia y egoísmo y al oprimido de su opresión.
La pedagogía de Paulo Freire se dirige al pueblo analfabeto y oprimido por su ignorancia y su objetivo se orienta a la humanización del hombre mediante el acceso a la cultura y al proceso de concienciación; “concientizar para liberar”. Por esta razón concibió la educación como una práctica liberadora y se orienta a la humanización del hombre, mediante el proceso de “concientización”.
La educación es el instrumento por excelencia tanto para la opresión como para la liberación del hombre. En el primer caso se denomina “educación bancaria” – expresión de Freire –, porque considera al educando como un recipiente, como un banco donde se depositan conocimientos sin ninguna crítica de los mismos por parte del que los recibe. En el segundo caso la educación es “liberadora-concientizadora”, porque parte del carácter histórico del hombre como ser incompleto que debe de realizarse dentro de la situación histórica y social en que vive. La educación debe posibilitar una mayor humanización del hombre en un continuo interactuar con los demás hombres y con el mundo de forma reflexiva y crítica. La educación ocupa un papel esencial en el proceso de concientización – liberación – del hombre oprimido a fin de liberarse de la manipulación y domesticación desarrollando su capacidad crítica reflexiva.
La educación es diálogo, comunicación entre hombres, que no se da en el vacío sino en situaciones concretas de orden social, económico y político. Debe despertar la conciencia crítica y desarrollar el análisis de la situación en que se vive para que el individuo se sitúe libre y plenamente en la sociedad. Este intercambio de experiencias mutuas entre el educando y el educador da vida a lo que Freire llama educación concientizadora.
La educación es un arma de construcción masiva, vital para la liberación del pueblo y la transformación de la sociedad y para salir de la idelologización-domesticación de los opresores; en este sentido la educación tiene necesariamente una connotación ética y política.
La educación debe conducir a la integración del hombre en la sociedad perdiendo el miedo a la libertad, para transformar la sociedad en una que sea más justa, igualitaria y democrática. Donde hay educación no hay distinción de clases. La educación es la mejor arma para luchar contra el atraso y la pobreza.
Por otra parte la educación debe capacitar a todo ser humano para el trabajo productivo, creando procesos de independencia y solidaridad.
Según Freire existen tres tipos de conciencia:
- Conciencia mágica. Es propia de las sociedades cerradas; muestra un conocimiento incompleto de la realidad. El hombre se encuentra inserto en una realidad de forma semejante a un animal. Esta realidad que aplasta y deshumaniza es aceptada por el sujeto que la padece de forma pasiva – “es mi destino”, “es la voluntad de Dios”, etc. – sin saber cómo salir de ella. Parece ser que para el ministro venezolano este es el tipo de conciencia que quiere para los opositores y para todo el país.
- Conciencia ingenua. Es un estadio superior de conciencia. Es propia de las sociedades de transición. Su interpretación de la realidad es simplista y superficial. Su visión histórica es la valoración del pasado. El hombre de conciencia ingenua es emocional, polemicista, gregario, utiliza las piedras y los palos más que el pensamiento para imponer sus ideas, etc.; no es dialogante porque no sabe dialogar ya que no tiene ideas que expresar. Este tipo de conciencia no le interesa al ministro salvo si la desarrollan los partidarios de su régimen dictatorial.Los ignorantes también votan y si son mayoría y se les manipula con facilidad — ya que no tienen pensamiento crítico –, si no conocen el funcionamiento de la democracia, cuando quieran recabar sus derechos lo harán no de forma civilizada sino violenta… Pueden llevar al poder a tiranos o sistemas totalitarios — lo opuesto a la democracia — Por esta razón se afirma que el peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo culto. Formular y valorar-aceptar argumentos es cosa de inteligentes… eso es entender la democracia. La educación sirve para liberar al pueblo de cualquier superstición, prejuicio, de tipo social, político, ideológico, religioso, étnico, regional,…
- Conciencia crítica. Es propia de las sociedades libres. El hombre en lugar de vivir sumido en lo gregario, irracional y en el fanatismo, busca las causas de los problemas e intenta solucionarlos. Admite el dinamismo de la realidad y es una conciencia inquieta, abierta al diálogo, democrática. Argumenta serenamente sobre las realidades que vive; acepta las realidades desde su validez, no desde los prejuicios. Es un hombre con conciencia histórica y se compromete en la construcción del futuro mejor y más libre y justo. Sin duda alguna que el ministro no está por el desarrollo de una conciencia crítica de la ciudadanía porque “no vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlos a la clase media y que después se conviertan en opositores…”, (sic) (al régimen).Si analizamos con detenimiento lo dicho anteriormente veremos que la postura y expresiones del mandatario venezolano son precisamente todo lo contrario a lo que es la “educación”. Pretende ideologizar al pueblo o dejarlo en la ignorancia en provecho propio. No quiere desarrollar la conciencia crítica de los ciudadanos porque esto es peligroso para los intereses dictatoriales de los que gobiernan. La cultura, el pensamiento libre e ilustrado, siempre ha sido un peligro para los dictadores, sea cual sea el signo de la dictadura. Lo hemos visto históricamente en el nacional-socialismo (Hitler) y en el comunismo ruso (Stalin), en el comunismo cubano, (Castro) o en la Camboya del genocida Pol Pot con los jemeres rojos, en la década de los años 1970. Nadie quiere para un país libre y democrático ser un satélite chino o soviético, ni una sucursal cubana, ni una réplica de Venezuela.
La educación, según Max Sheller, (1941) es la humanización; el proceso que nos permite llegar a ser personas. E. Faure afirma: “educación es aprender a ser personas”. La educación es un proceso dinámico, mediante el cual el individuo madura plenamente y se realiza encontrándose a sí mismo y desarro-llando sus potencialidades. La educación es, esencial y prioritariamente, un proceso humanizador, es decir, que ha de plantearse como un objetivo esencial y prioritario la recuperación, desarrollo y engrandecimiento de las características profundamente humanas de las persona. Es el objetivo del que habla Edgar Morin (1999) y que lo define como “la necesidad de salvar al hombre realizándolo”. Y la libertad es la condición de la educabilidad del ser humano.
No es necesario insistir mucho más en la relación que existe entre el binomio educación-libertad. En el doble aspecto: la educación solo es posible en la libertad del sujeto que quiere ser educado y de otro lado la educación requiere de la libertad como condición esencial para que esta pueda producirse.
Todo lo que se salga de este binomio libertad-educación, educación-libertad, se llama adiestramiento, manipulación, utilización del pueblo con fines propios.
Hemos de agradecer al “ministro de la manipulación” de la República de Venezuela que haya hecho tan explícito su pensamiento sobre el concepto de la Educación; sobre el thelos (el fin) de la educación. Según él la educación sirve para manipular a la gente y conseguir clientelismo político. Todo esto nos ha permitido reflexionar sobre el tema. Pero todavía me pregunto: ¿Será un ignorante o un sectario? Juzgue Ud., amigo lector.
Referencias
Faure. E. (1985). Aprender a ser. Madrid, España: Alianza Universidad.
Freire, P. (1992). Pedagogía de la esperanza: un reencuentro con la Pedagogia del oprimido. São Paulo, Brasil: Paz e Terra.
González Lucini, F. (2001). La educación como tarea humanizadora. Madrid, España: Grupo Anaya.
Mandela, N. (2010). Conversaciones conmigo mismo. Barcelona, España. Planeta.
Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. París, Francia: UNESCO.
Nussbaum, M. C. (2005). El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma en la educación liberal. Barcelona, España: Paidós. (Original de 1997).
Sábato, E. (1999). Antes del fin. Memorias. Barcelona, España: Seix y Barral.
Savater, F. (2012). 20 claves educativas para el 2020. Encuentro internacional de educación. Madrid, España. http://encuentro.educared.org
Scheller, M. (1941). El formalismo en la Ética y la Ética material de los valores. Madrid, España: Revista de Occidente.