Estamos convencidos de que una buena educación es un derecho humano fundamental y al mismo tiempo es el instrumento más potente para luchar contra la pobreza de un país. No hay mayor discriminación, escándalo e injusticia que una educación mediocre, pues condena a los niños y jóvenes, de por vida, al atraso y a la pobreza y les cierra las puertas a la Sociedad del Conocimiento y al progreso.
Este libro trata sobre todo de la educación vista desde el Paradigma Socio-cognitivo-humanista. Es un nuevo paradigma pedagógico que de forma sincrética une el paradigma Socio-cultural y Socio-contextual de Vygostsky y Feuerstein, respectivamente, y el paradigma Cognitivo de J. Piaget. Ha sido ideado por el Dr. Martiniano Román y tiene una amplia fundamentación teórica y un desarrollo curricular a través de un instrumento, que es el Modelo T. Este instrumento permite, de forma científica, sintética y holística, reunir en un organizador gráfico, los elementos del currículum, los elementos de la inteligencia escolar y de la competencia.
Lleva más de quince años en el ámbito educativo internacional y se han publicado decenas de libros sobre el mismo. Remitimos al capítulo 2º del libro para su estudio.
La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿El “Paradigma Socio-cognitivo-humanista” da respuesta a las necesidades que se plantean a los jóvenes en el inicio del siglo XXI? Dicho de otra forma, el Paradigma Socio-cognitivo-humanista, si quiere ser un verdadero paradigma del siglo XXI debe contestar a esta pregunta fundamental: ¿Qué tipo de educación hemos de dar a nuestros alumnos para responder a las necesidades de las personas y de la sociedad del siglo XXI?
Muchos profesionales se sienten cómodos trabajando y tratando de posicionar la educación, desde el Modelo T, en el marco de la Sociedad del Conocimiento y la Refundación de la escuela desde el aula. El Paradigma socio-cognitivo-humanista, pretende dar respuestas distintas a preguntas y necesidades de los alumnos y la sociedad hoy. Ver capítulo 2º del libro.
Para ello propone que la educación debe potenciar y desarrollar:
- Capacidades y destrezas – habilidades — frente a contenidos. Entre las capacidades ocupan un lugar especial la búsqueda, valoración, selección, procesamiento, estructuración y manejo de la información, enseñando a pensar, a aprender a aprender de forma personal y permanente, frente a pensamientos dados o hechos transmitidos.
- La dimensión axiológica – valores y actitudes – que evite que los jóvenes estén indefensos y a merced de cualquier ideología, experiencia nueva o manipulador de turno, etc. Hasta ahora la sociedad, la familia, la escuela proporcionaban modelos para el aprendizaje de los roles sociales. Ahora no hay modelos únicos. Es necesario desarrollar en los educandos criterios personales e instalar en sus mentes una fuerza interna que les dote de una personalidad sólida.
La memorización ya no constituye fuente de conocimiento, sino un medio para conseguir la información y proporcionar medios para procesarla. En palabras de Manuel Castells “de manera que aunque no se sepa nada, se puede aprender todo rápidamente”. Se necesita cambiar el modelo de aprendizaje. Se trata de:- Aprender a aprender. La cantidad de conocimientos disponibles es tanta, y crece a tal velocidad, que ninguna mente puede “atrapar” una mínima parte de ellos. Urge cambiar el modelo transmisivo por otro en el que lo esencial no sea el conocimiento mismo, sino la capacidad de adquirirlo. Más que aprender, en la nueva sociedad, aprender a aprender, es decir, hay que ser autónomo para buscar la información adecuada, procesarla y saberla utilizar. Desarrollar su autonomía personal, su pensamiento crítico que le capacite para desarrollar una adecuada toma de decisiones que nos lleve a construir una sociedad justa e intercultural donde se conviva con las innovaciones que vayan apareciendo.
- Desarrollar capacidades genéricas. La técnica y la información puesta a disposición de la persona no bastan. Lo más importante no es el dominio de una máquina sino desarrollar capacidades genéricas de razonamiento lógico, — Lengua y Filosofía — razonamiento numérico, — matemáticas — y razonamiento espacial – Geografía e Historia –. Una escuela que desarrolle capacidades-destrezas, valores-actitudes; que enseñe a aprender a aprender para seguir aprendiendo conocimientos durante toda la vida. Con un alto nivel de desarrollo de capacidades y destrezas, se aprende cualquier contenido.
La labor de la escuela se centra en el aprendizaje, no en la enseñanza. Se valora el capital humano – sus capacidades y valores – no tanto la cantidad de sus conocimientos. Lo importante es tener una mente ordenada, no una mente llena. Lo importante son los procesos no los resultados… - Construir personalidades con valores. Se necesitan formar mentes “flexibles y auto-programables” que no se rompan o desintegren con los cambios de una sociedad en permanente cambio e inestabilidad. Como afirma E. Morin. …”el problema de la educación no es meramente epistemológico, sino ético; ciencia y conciencia…”
- Aprender a aprender durante toda la vida. El aprendizaje durante toda la vida se hace cada vez más indispensable. Dentro de veinte años nadie podrá trabajar con la mayor parte de los conocimientos que hoy se aprenden. Para Tom Bentley “nuestra capacidad de prosperar dependerá de nuestra capacidad para aprender”. Este mismo autor planteó que el principal desafío de las próximas décadas será el de aumentar nuestra “capacidad creativa”.
- Las nuevas funciones del maestro y del profesor, que emergen en la actualidad, en el marco de la reflexión educativa, se pueden concretar en estas tres: el maestro como mediador del aprendizaje, como mediador de la cultura social e institucional y como arquitecto del conocimiento.
La mediación en el aprendizaje por parte del maestro sólo es posible cuando éste tiene claro cómo aprende el que aprende y ello supone identificar con qué capacidades, destrezas y habilidades aprende un aprendiz en una situación determinada. Para ello, se deben identificar previamente estos procesos cognitivos, para tratar posteriormente de desarrollarlos. Los aprendices aprenden con unas diez o doce capacidades y unas cuarenta o cincuenta destrezas que el profesor, mediante contenidos y métodos de aprendizaje, trata de desarrollarlas.
Una de las actividades que debe realizar el profesor-mediador es la de identificar y definir los procesos mentales para el desarrollo de las destrezas; procesos entendidos, dentro de la teoría de procesamiento de la información y sugeridos por Sternberg, como pasos mentales dinámicos y activos; son los elementos más concretos del pensar; son los átomos o centímetros mentales. Son el camino que recorre el alumno para desarrollar sus habilidades. Nosotros creemos que en una enseñanza centrada en procesos, el alumno mejora cuando identifica sus propios pasos mentales; es la meta-cognición.
La evaluación se sitúa en lo que los expertos llaman “el punto de encuentro didáctico de los procesos de aprendizaje-enseñanza”. Otros afirman que “la evaluación se ha convertido en la clave que facilita la comunicación entre el docente y el discente, es decir, en el vehículo para la comprensión progresiva de las representaciones que sobre los contenidos tienen el discípulo y el maestro”. De este modo la evaluación permitirá analizar los problemas que surgen en la explicación y adquisición de los conocimientos y valorar el desarrollo de las actitudes, destrezas y capacidades del alumno.
En la evaluación los profesores aprenden a mejorar su práctica docente y los estudiantes aprenden a corregir sus errores y equivocaciones. Todos, evaluadores y evaluados, aprenden de la evaluación a cambiar cuanto sea necesario para mejorar la práctica docente y discente. En el capítulo 7º del libro se trata este tema.
¿Qué exige la aplicación de este paradigma Socio-cognitivo-humanista y Modelo T en una Institución Educativa?
- El trabajo colegiado de todos los docentes de una Institución Educativa, para desarrollar las competencias y capacidades básicas que necesita el alumno para aprender. Son consecuencia del trabajo colaborativo de todos los docentes, de todas las áreas y de todos los niveles. Se desarrolla en el capítulo 4º del libro.
- Realización de actividades y tareas, de tal calidad, que movilicen todos los recursos mentales del alumno. El arte del profesor es el de mantener al alumno durante todo el tiempo de la clase, en continua resolución de conflictos cognitivos provocados al realizar las actividades y tareas propuestas por el profesor. Se puede decir de un profesor: “Dime qué tipo de actividades propones a tus alumnos y te diré qué tipo de paradigma utilizas y cómo intervienes en el aula”.
- El alumno debe conocer y comprender las definiciones de las destrezas y habilidades que trabaja y sus procesos mentales para poder hacer meta-cognición y meta-evaluación. Ver capítulo 5º del libro.
- Los trabajos en pequeño grupo (tres o cuatro alumnos por grupo) son excelentes para socializar el aprendizaje, pero a condición de que cada alumno se enfrente con los contenidos antes de trabajar en pequeño grupo. El trabajo individual no lo reemplaza nada ni nadie. Ver capítulo 3º del libro.
- Hay que acertar a crear en la escuela las condiciones, el entorno y el clima afectivo adecuados para que los alumnos aprendan por sí mismos, con una ayuda mínima – mediación – de sus compañeros y profesores, pues como decía Champagnat, “la entrega apasionada y el celo por la educación de los niños, puede sustituir una preparación pedagógica excepcional”… En este clima adecuado de la escuela, los alumnos aceptan al mensajero y de esa forma aceptan el mensaje que les transmite. Aprenden porque quieren aprender y porque gozan aprendiendo. Ahí radica el éxito educativo de una escuela; saber sintonizar con los alumnos, saber suscitar la sed de aprender y, con una presencia educadora, ofrecer los medios, las condiciones y el ambiente para que el aprendizaje sea posible, porque enseñar no es transmitir ideas a otra persona, sino hacer posible que la persona las descubra.
Esperemos que todas estas ideas introductorias, en apretada síntesis, les sirvan para situarse sobre los propósitos de este libro. Deseamos que les sean útiles en su intervención educativa en el aula.
Un nuevo paradigma pedagógico para una nueva sociedad
A finales del siglo XX y comienzo del siglo XXI ha nacido la sociedad post-industrial, también llamada la sociedad de consumo, la sociedad postmoderna, la sociedad de la “tercera ola” (Tofler, 1985), de la información (Masuda, 1981), post-capitalista (Drucker, 1995), etc.
Los conceptos de sociedad post-industrial, post-moderna, post-capitalista, etc. no expresan una sociedad sucesora de la sociedad industrial, moderna o capitalista, sino que, de alguna manera, el prefijo “post” no indica superación, o paso adelante, más bien significa rebasamiento y un paso al costado. Todo lo que expresa el prefijo “post” trata de dar cuenta de la pérdida del poder de las ideas que sostenían y fundamentaban la modernidad como pensamiento coherente y sistematizado, aplicado a todos los aspectos indicados. El prefijo “post” aplicado a la industria subraya el carácter transitorio de lo científico, tecnológico y cultural en una sociedad inmersa en cambios permanentes y acelerados de todo tipo, cuyo rumbo se puede prever pero cuyo resultado final, si es que lo hay, todavía permanece oculto.
La sociedad post-industrial tiene como características:
- El paso de una economía productora de bienes se pasa a otra productora de servicios.
- La cualificación profesional y técnica cada vez más extendida frente a la manual.
- En la sociedad “post” el conocimiento teórico se convierte en motor de innovación y de progreso social.
- El futuro se orienta hacia la planificación y el control de la tecnología.
- La evolución del conocimiento no se basa en la investigación asistemática o en el feliz hallazgo que significa el invento, sino que esta evolución está prevista y controlada en su carácter de crecimiento exponencial por la investigación sistemática, la codificación del conocimiento teórico y la nueva tecnología intelectual (competencias – capacidades).